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Habitar de forma sostenible, ¿ciudad o campo? ¿Casa o departamento?

A lo largo de estos años, he podido conocer a muchísimas personas extraordinarias con una conciencia socioambiental muy fuerte, que cada día realizan muchos esfuerzos para llevar un estilo de vida sostenible, tratando de educar y ser coherentes con sus valores, cuidando nuestra madre tierra, su entorno y su comunidad. He podido ver personas que han llevado el reciclaje doméstico a otro nivel, reduciendo impresionantemente sus desechos; otros han dejado de utilizar el coche y se desplazan en bicicleta diariamente, a pesar de los miles de problemas cotidianos que esto implica. También he conocido personas que han iniciado proyectos socioambientales en sus barrios o colonias, limpiando parques o ríos y, en ocasiones, proponiendo proyectos de parques y espacios públicos a las administraciones locales. Me he dado cuenta, a lo largo de estos años, de que en la mayoría de los casos, sus ideales se reflejaban en sus compras, el tipo de alimentación, la decisión de tener o no tener mascotas, el tipo de vacaciones y actividades desarrolladas en su tiempo libre, e incluso en el tipo de actividad profesional o laboral que realizaban.


Sin embargo, había un tema que siempre me parecía increíblemente contradictorio con todo esto: los espacios donde estas personas vivían la mayor parte de su tiempo, sus hogares, edificios, lugares de socialización, recreación y trabajo, no parecían reflejar ninguno de los cambios que estas personas estaban intentando desarrollar. A la hora de hablar de estos temas, me he dado cuenta de que, a pesar de tener cierta conciencia sobre lo que significa habitar un espacio construido de forma sustentable y eficiente, estas maravillosas personas piensan que este cambio no está bajo su control y depende de factores externos, como el hecho de vivir en una casa o en un condominio, dentro o fuera de la ciudad, y sobre todo, de la necesidad de tener mucho dinero para realizar una arquitectura ecológica.


Ciudad, pueblo, campo, diferentes formas de habitar el territorio en el croquis "Section valley" de Alison y Peter Smithson.


Algunos viven en departamentos o casas que, como sucede en casi todas las ciudades de este planeta, fueron construidos sin la conciencia medioambiental que tenemos hoy en día. Las mismas ciudades donde vivimos son en última instancia la causa del problema medioambiental que enfrentamos hoy, y la última pandemia que vivimos nos hizo reflexionar mucho sobre cuáles son los lugares más saludables y seguros donde habitar.


Frente a todo esto, me parece normal que la solución más sencilla para una vida sostenible sea, para muchos, la de escaparse de la ciudad y construir en las afueras un pequeño paraíso ecológico y sostenible, donde puedan vivir en armonía con el medioambiente. ¿Es esta la única solución?


Hablando con muchas de estas personas comprometidas y deseosas de mejorar y mejorarse, parece que esta es la única solución, o en otros casos dan por sentado el hecho de que este tipo de cambio es demasiado difícil de realizar en los ambientes urbanos que tenemos y en las condiciones de vida que llevamos. Nuestro trabajo, nuestro estilo de vida, nuestros barrios o colonias, configuran un espacio de vida en el cual muchas veces el contacto con lo sostenible se da cuando salimos de vacaciones o realizamos un fin de semana de senderismo u otra actividad en contacto con la naturaleza o ambientes rurales, es decir, con todo lo que hemos perdido en nuestras ciudades o pueblos.


Sin embargo, no es esta la única solución; la Pandemia y ahora el cambio climático nos han enseñado que la clave para tener un futuro más próspero y saludable podría ser intentar cambiar lo que ya tenemos, construyendo de forma más adecuada o rescatando lo que ya está hecho. Seguramente, impulsar la arquitectura ecológica en los edificios de nueva construcción, tanto públicos como privados, a través de leyes que favorezcan estas soluciones, es un gran paso adelante; sin embargo, quizá no sea suficiente, y será necesario involucrar a todos los propietarios de inmuebles para que sus hogares gasten menos energía y sean más saludables, aprovechando de manera eficiente los recursos naturales.


Existen varias formas de mejorar nuestras ciudades, empezando por nuestros hogares, no solo los de nueva construcción, sino también los que ya existen. Contribuir de esta forma a la mejora de nuestro hábitat es un paso fundamental para nuestro futuro.

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